EL NIÑO ESTÁ CON FIEBRE

Hoy día, la fiebre es el motivo de consulta más común en pediatría. Ello es explicable, por su estrecha relación con la preponderancia de cuadros respiratorios agudos.

Lo que llama la atención es la importancia absoluta que le dan los padres a este signo. Otras veces destaca lo prolongada de ésta, la recurrencia,  la ausencia de otros síntomas que normalmente la acompañan y otros.

Ya que se trata de un signo/síntoma que motiva tantas consultas, aportemos información que puede ser útil. 

Un niño tiene fiebre cuando la temperatura axilar es igual o mayor de 38 grados. Entre 37 y 37.5 hablamos de febrícula, que tiene escaso significado clínico. Hay que tener presente que los termómetros convencionales traen señalado en rojo los 37 grados, contribuyendo a crear una equivocada imagen de gravedad.

Es muy importante recordar que la temperatura normal no es un valor fijo, sino que tiene oscilaciones a lo largo de las 24 horas.  Así, muchos niños sanos tienen en la mañana 36 a 36.5 °C y en la tarde la temperatura se puede empinar por sobre los 37 grados. Cada persona tiene su propia curva térmica. También hay que tener presente que, si la fiebre se va a medir en la axila, ésta debe estar seca, sin traspiración y el termómetro debe colocarse en el hueco de la axila y tapado por el brazo.

La temperatura muy elevada es un signo objetivo y sencillo de medir. Si está presente, significa que algo marcha mal en la salud de una persona, particularmente si se trata de un niño.  No dice nada con respecto a la etiología.

Hay que agregar que la fiebre tiene  significados distintos según la edad del niño. Un bebé de 1 semana con 39.5 grados es altamente posible que tenga una infección bacteriana, mientras que para un lactante de 10 meses puede ser sólo una virosis transitoria.

Muchos padres suelen creer que cualquier alza térmica es dañina para el niño e inmediatamente empiezan a administrarle dosis repetidas de algún antitérmico. Gran error, privan al médico de signos finos orientadores de la etiología del cuadro. Temperaturas por debajo de los 39 grados pueden dejarse evolucionar hasta que el niño sea examinado por el médico o a lo más, aplicar medidas físicas, como un baño de tina tibio.

Pueden ser útiles los siguientes criterios para consultar al médico: 1) fiebre de más de 4 horas  en el niño menor de 3 meses de vida; 2) fiebre acompañada de dolor de cabeza, somnolencia o irritabilidad; 3) otros síntomas o signos como vómitos, diarrea, dolor abdominal o para orinar 4) otalgia; 5) manchas o eritemas en la piel; 6) tos o dificultad para respirar; 7) dolor articular o cojera; 8) fiebre que se prolonga por más de cuatro días; 9) antecedentes de convulsiones.