¡ EL NIÑO TIENE LOS GANGLIOS DEL CUELLO INFLAMADOS !
Suele verse a unos padres alarmados porque han notado uno o más “porotos” en el cuello de su hijo (a)
Estos nódulos de diferentes tamaños, que pueden ir desde el porte de un grano de trigo hasta sobrepasar cualquier legumbre, son ganglios, especie de filtros que atajarán a los microbios para que no alcancen el torrente sanguíneo y no puedan infectar algún órgano del cuerpo
Los ganglios tienen una doble función. Por una parte actúan de arqueros y por otra contribuyen a originar las células de la defensa, glóbulos blancos. Los glóbulos blancos de origen ganglionar son notablemente diferenciados y eficientes en combatir a los microbios. Claro, se formaron en la primera línea de defensa: aprendieron a conocer muy bien a bacterias, virus, hongos y cuanta partícula microscópica quiere entrar al organismo ya sea a través de la piel o mucosas como la garganta.
¿Qué actitud debemos tomar cuando se palpa uno o más ganglios?
Los padres deben ser metódicos frente a un hallazgo como éste. Hay que proceder con diligencia, estar atentos. Nada más. O sea, hay que enterarse que se palpan ganglios, más que alarmarse por ellos.
Lo primero en que debemos fijarnos es si el ganglio es móvil y se deja desplazar ligeramente o si, por el contrario, es duro como piedra y fijo. La adenopatía de uno o más ganglios debe analizarse con prontitud si son dolorosos y crecen con rapidez
Hay que recordar que en los niños delgados la palpación ganglionar es mucho más fácil que en un niño con cuello grueso. Un ganglio palpable en un niño gordo es de mucho mayor significación que si fuese delgado
Acto seguido debemos fijarnos si el nódulo guarda alguna relación con una amigdalitis u otra enfermedad de la infancia; si hay fiebre o dolor; antecedentes de una epidemia de gripe en la comunidad y si compromete sólo uno ambos lados del cuello.
El pediatra piensa más o menos en el mismo orden y se fija cuidadosamente si está libre el ángulo del maxilar para descartar una papera. Rápidamente se da cuenta si se trata de un ganglio anodino o una adenopatía que hay que estudiar y tratar.
Según los hallazgos, el médico hará algunos estudios que pueden ir desde un sencillo hemograma; una ecotomografía de las cadenas ganglionares del cuello o llegar hasta una biopsia.