¿TOMAMOS EN CUENTA A LOS NIÑOS EN LAS REUNIONES SOCIALES?

Un comportamiento muy arraigado es no hacer participar a los niños de las conversaciones en una reunión social cuando hablamos acerca de ellos. Obviamente los niños no se reconocen presentes en la reunión.

Los desafío a que recuerden los pormenores de la última reunión de este tipo. Les aseguro que nuestras conversaciones y comentarios transcurrieron como si los niños no estuvieran presentes, a pesar de que se habló de temas que les atañe.

Asimismo, más de una vez hemos salido con los nietos y cuando les proponemos tomar un helado o unas onces, ya tenemos decidido qué les pediremos sin consultarles. Ya cuando los pasamos a buscar, su madre nos señala qué refrigerio les podemos pedir. Para rematar, ya instalados en la heladería, el garzón tampoco coopera mucho porque comenta con nosotros la minuta infantil, sin siquiera saludar a los chicos, como si fuesen invisibles. Pequeños de 5 años ya se muestran contrariados y comentan su disgusto señalando que el mozo debió preguntarles a ellos y no a los adultos.

Otra situación con la que involuntariamente herimos a nuestros niños, se refiere a los comentarios que se hacen sobre alguna condición de su crecimiento, ya sea que tenga talla baja, sobrepeso, tartamudez o sean buenos para toser. Típico que algún invitado comentará la situación y dará una latosa pauta de qué se debe hacer. El resultado salta a la vista. El niño se retrae, no participa de la velada y se resistirá a asistir a nuevos almuerzos familiares o salir con nosotros.

Tengamos cuidado en no dañar la autoestima de los niños y preguntémosle su opinión. Se sentirán más seguros y participativos.