EL GATEO Y SU IMPORTANCIA EN EL DESARROLLO PSICOMOTOR
El gateo es una etapa en el desarrollo psicomotor de los niños/as que suele producirse entre los 6-9 meses. La fase del gateo es el primer paso a la independencia del niño. Esto es posible, en primer lugar, porque nuevas estructuras cerebrales empiezan a participar en la motricidad, en este caso, el cerebelo. Desde este momento, el bebé será capaz de realizar acciones destinadas a un fin, con lo que ya no dependerá de sus movimientos involuntarios de supervivencia o de la ayuda externa de su madre. De esta forma, su capacidad de exploración y de aprendizaje se verá incrementada, así como sus habilidades visuales, puesto que la percepción del mundo que le rodea, cambia de perspectiva.
Para que el gateo se produzca de forma adecuada, es necesario que el bebé se desplace con cuatro puntos de apoyo. O sea, con las dos manos y las dos rodillas, y lo lleve a cabo con patrón contralateral. Esto es, que el movimiento se produzca de forma cruzada coordinando la parte derecha de los hombros con la izquierda de la cadera y viceversa.
Tenemos que prestar mucha atención al gateo armónico del bebé como indicador de un desarrollo psicomotor normal, ya que puede ocurrir que el desplazamiento lo intente en forma inadecuada, diferente al habitual.
Estas formas anormales pueden ser el desplazamiento con manos y pies, sin apoyar las rodillas; el desplazamiento homolateral, que es cuando se desplazan sólo con brazo y pierna de un lado del cuerpo sin participación del otro lado, o que giran y van rodando su cuerpo hasta llegar al objetivo deseado
El gateo es una etapa fundamental del desarrollo psicomotor de todo niño. Destacamos sólo algunas funciones:
1) Tonificar sus músculos, especialmente los de la columna. Esto le permitirá mantenerse erguido cuando se ponga de pie y pueda andar en la siguiente etapa.
2) Desarrollar el patrón contralateral (movimiento cruzado de las extremidades), que es la función neurológica que hace posible el desplazamiento corporal en etapas posteriores.
3) Prepara la maduración del sistema vestibular, encargado del equilibrio; y el sistema de percepción, encargado de que el niño conozca dónde están las diferentes partes de su cuerpo sin necesidad de mirarlas, aparte de recibir la información sobre estas de forma adecuada
4) Ejercita la coordinación óculo manual ya que en el gateo se establece una distancia similar entre el ojo y la mano a la que más adelante habrá entre ojo y mano a la hora de enfrentarse a los procesos de lectoescritura.
A continuación señalamos dos ejercicios muy sencillos que favorecen que el bebé empiece a gatear:
1) Antes que el lactante esté próximo a empezar a gatear se puede trabajar la musculatura de las piernas de la siguiente manera: Con el bebé en tumbado boca arriba, poner nuestra palma de la mano apoyada en la planta del pie de una de sus piernas, y, sin hacer mucha fuerza, empujar hacia delante para que flexione la rodilla. El niño intentará hacer fuerza para estirar la pierna, por lo que se puede jugar haciendo más y menos fuerza para que ejercite los músculos de la pierna. Después se debe realizar con la otra pierna. Y, por último, con las dos piernas a la vez.
2) Cuando la musculatura esté lo suficientemente fortalecida, y además el bebé sea capaz de sujetar bien su cabeza, es conveniente realizar el ejercicio anterior con el niño boca abajo. De esta forma se afianzará el arrastre (etapa previa que prepara el gateo). Se le pueden poner objetos llamativos delante para que realice más fuerza. Así pues, tumbado boca abajo, le encogemos las piernas y ponemos nuestras manos en las plantas de sus pies. Al hacer fuerza, el bebé se desplazará y podrá alcanzar sus juguetes favoritos.