PIERCING Y TATUAJES EN LOS JÓVENES: UNA MODA QUE PERDURARÁ

La perforación voluntaria de alguna parte del cuerpo con el fin de adornarse o tatuarse ha sido una costumbre antiquísima y en la actualidad se asiste a un aumento explosivo de la moda, que atraviesa transversalmente a los adolescentes de todos los grupos sociales.

Algunas veces los jóvenes les comentan a sus padres de esta intención, pero son los menos. Lo usual es que se presenten con el hecho consumado y estén un par de días como a hurtadillas, esperando que no los descubran.

Si los padres tienen la oportunidad de conversar el tema con anterioridad, lo más aconsejable es intentar hacerles ver que se trata de una manipulación de su cuerpo que perdurará de por vida y que en el futuro puede resultarles incómodo o perjudicial. Es poco probable que los jóvenes cambien de parecer. Se trata de una práctica que arrasa con cualquier argumento, avalada por profundas y complejas motivaciones culturales y que posee una enorme carga simbólica, como el sentido de pertenencia a un grupo.

Si el evento ya ocurrió, los padres debemos tener una actitud prudente, de acercamiento al adolescente, porque pueden producirse complicaciones graves que el muchacho no podrá resolver si no cuenta con nuestra ayuda.

La palabra piercing proviene del inglés y significa agujerear el cuerpo para insertar un arete o pendientes. Esta práctica se potencia por un vigoroso sentimiento de inconformismo y, al igual que los tatuajes, sobrepasan cualquier ideal estético o razonamiento.

Los piercing en la lengua o los labios, pueden llegar a ser extremadamente peligrosos. En lo inmediato existe el riesgo de producir hemorragias o acarrear dificultades para masticar y tragar. Con el correr de los meses pueden desarrollarse infecciones virales graves, como hepatitis crónica. Incluso, se han descrito casos de tétanos y VIH. Esto último, cuando la inserción del pendiente se hace como un ritual colectivo. Con el trascurso del tiempo hay que considerar la dificultad en la higiene oral, aparte de ser casi de regla la atrofia de la encía y un desgaste del esmalte dental, por la acción del cuerpo extraño. Todo ello puede conducir a la pérdida precipitada de las piezas dentarias anteriores.

Siempre hay que tener presente que si los tatuajes son hechos en forma descuidada y con materiales que no están prolijamente esterilizados, se puede producir una infección del tejido subcutáneo, que se hace evidente al 3er o 4° día del procedimiento, cuando el joven presenta el área tatuada hinchada y muy dolorosa. El tratamiento de estas supuraciones no puede esperar y debe ser hecho por médicos experimentados, para evitar la septicemia. Más tardíamente, puede quedar como secuela una cicatriz muy deformante.