MINDFULNESS

(O la actitud familiar anti disléxica)

Mindfulness es algo así como pensar en un asunto con dedicación exclusiva. En el ámbito familiar, es una actitud que los padres debiéramos tener presente siempre en la crianza de nuestros niños y en la relación conyugal. Consiste en escucharlos siempre atentamente. Esta manera de relacionarnos con los hijos y con su madre nos permite tener una conciencia, cargada de comprensión sobre cómo son y sobre cómo es uno mismo.

O sea, cuando estamos con los retoños, hay que estar presente. Así de simple. En la práctica, significa que cada minuto que la vida nos permite estar con los hijos, por breve e inesperado que sea, hay que dedicarlo a escucharlos y a intercambiar opiniones con ellos. Obviamente, hay que cranearlas para desarrollar momentos entretenidos, expresamente dedicados a esto.

Un error frecuente que se suele cometer es que los papás seguimos pensando en nuestras preocupaciones laborales y en la vorágine en que estamos sumergidos para proveer el bienestar de la familia, hasta el punto que no atendemos debidamente las necesidades psico afectivas de los nuestros. En estas condiciones el tiempo que se comparte con la familia es siempre escaso y de poco valor agregado. Esto significa que la vida familiar se vuelve dispersa y entramos en una especie de dislexia con nuestros más cercanos.

Entonces, el mindfulness podría definirse como estar consciente del momento presente, con entusiasmo, proactivamente. Se trata de una práctica que se debe cultivar y que requiere de una gran voluntad y un compromiso diario.

El mindfulness en la paternidad se relaciona también con el apego y la confianza recíproca. Se mejorarán, así, notablemente las comunicaciones y el compañerismo.

Para desarrollar un mindfulness vigoroso a lo largo del tiempo es importante reparar en los siguientes dos puntos:

a) Tener puestos los cinco sentidos cuando estamos con los niños y nuestra compañera. Sólo si uno dirige toda la atención a los miembros de la familia, percibirán que uno realmente los está escuchando.

b) Aceptar especialmente al niño al niño como es… y aceptarnos nosotros mismos. Sólo así podremos darnos cuenta de las verdaderas potencialidades del niño y no crearnos expectativas irreales. Se minimizarán sentimientos negativos como el enojo y la decepción que, a veces, nos invaden.

Poner en práctica el mindfulness es lo más simple que hay. Yo lo he intentado muchísimas veces…