PEDICULOSIS
Ojo piojo: podemos tener un acompañante ingrato en la próxima jornada escolar.
Con el término de las vacaciones y el inicio del año escolar muchos niños se pueden ver afectados por la pediculosis del cuero cabelludo. Se trata, sin duda, de una de las enfermedades más transmisibles en la infancia. Según estimaciones, uno de cada tres escolares ha tenido este molesto parásito en nuestro país.
El doctor Fernando Ruiz- Esquide, pediatra y MBA en salud, comenta que es muy importante erradicar el mito de que la pediculosis afecte sólo a personas con poca higiene. Aclara que el piojo no distingue las barreras sociales y aprovecha muy bien el uso común de peinetas, cepillos, cintillos, gorros, almohadas, así como el contacto estrecho entre las personas, para infectar a cualquiera. Estas condiciones son aprovechadas por el parásito con la llegada de los niños al colegio, en marzo.
Una vez que esta arañita rechoncha ha abordado la cabeza, se fija al pelo con unas garras parecidas a ganchos que tiene en el extremo de sus patas. En el nuevo huésped inicia su molesto y estigmatizante ciclo, hasta llegar en el plazo de tres semanas al estado adulto, que corresponde a un pequeño insecto que se puede ver con una lupa casera. Como se alimenta de sangre – es el insecto chupasangre por antonomasia – produce mucha picazón. Cuando los piojos muerden el cuero cabelludo para alimentarse, viene la picazón y el consecuente rascado. En realidad, se trata de una reacción alérgica a la saliva del insecto, que la vierten para evitar que la sangre que van a chupar se coagule. Hay que recordar que la picazón no siempre empieza de forma inmediata. A veces, los niños tardan varias semanas en empezar a rascarse. No obstante, pueden quejarse de que tienen cosas moviéndose o haciéndoles cosquillas en la cabeza, que corresponde al festín de sangre que están extrayendo estos bichos.
El piojo ha acompañado al hombre desde siempre. No se podido erradicar. Sin embargo, se podría lograr un mejor control, para evitar las cifras alarmantemente crecientes de infestación. Para ello recomendamos tres medidas simples y sumamente efectivas, que son:
a) Enviar a los niños al colegio con el cabello corto, amarrado o recogido.
b) No compartir peinetas, cepillos, sombreros u otros objetos para el cabello.
c) Revisar al niño todas las semanas y aplicar un peine fino, metálico.
Existen varios tratamientos, con soluciones o champús específicos. Cualquiera de ellos puede ser efectivo si se considera la edad del paciente y el tiempo en que se debe aplicar. Este último punto es muy importante, ya que la mayoría de los tratamientos no resultan, porque no se considera el tiempo transcurrido desde que el huevito del futuro piojo – liendre- se desarrolla hasta llegar a araña adulta.
Muchos champús contienen lindano, que es un insecticida clorado, potencialmente tóxico, motivo por el cual deben usarse con mucha precaución. Por esta razón, en la actualidad se prefieren los vinagres preparados con corteza de cuasia amarga, una planta originaria de Centro América.