CONJUNTIVITIS, OJO ROJO PROFUNDO Y ROJO PUPILAR
Para muchos papás y mamás estos tres términos podrían significar lo mismo, pero no. La conjuntivitis es la inflamación del saco conjuntival en una o ambas mucosas por causas alérgicas, infecciosas o un cuerpo extraño pequeño que salta al ojo y lo irrita. El ojo rojo es el enrojecimiento de una o ambas conjuntivas que puede deberse a conjuntivitis pero, también, se produce por causas graves o gravísimas. El rojo pupilar, por último, es el examen de los medios trasparentes del ojo, cómo córnea y vítreo, que realiza el pediatra y oculista con un oftalmoscopio. En condiciones normales, los medios transparentes del ojo, permiten ver hasta la retina, que es rojizo / anaranjada. De ahí su nombre.
Junto a ellas están otros cuadros de consulta frecuente en el niño, como obstrucción de la vía lacrimal, chalazión, orzuelo y blefaritis.
Conjuntivitis
Es típica la secreción conjuntival u “ojo pegado” en la mañana. Puede ser unilateral o comprometer a ambos ojos, como en las conjuntivitis alérgicas. En la conversación con los padres es muy importante aclarar el tiempo de evolución, si hay prurito, mucha piscina y la posibilidad de un cuerpo extraño. Mención especial tiene la conjuntivitis neonatal. Hay que recordar que en los primeros días el bebé llora sin lágrimas, de manera que toda secreción local, aunque sea transparente, puede ser el primer indicador de conjuntivitis ya al primer día de vida, como la terrible conjuntivitis gonocócica. Menos dramática, pero tremendamente prolongada es la conjuntivitis secundaria a una obstrucción de la vía lacrimal.
Ojo rojo profundo
El ojo rojo profundo que también corresponde una coloración roja del blanco de uno o ambos ojos no tiene secreción o materia. Se observa gran inyección de los vasos sanguíneos que rodean la córnea y se acompaña de síntomas mucho más molestos que el ojo rojo superficial de la conjuntivitis, como no soportar la luz, dolor y disminución de la visión. Típicamente es producido por daño de la córnea o por el glaucoma agudo infantil en sus primeras etapas de evolución.
Rojo pupilar
El rojo pupilar no es un signo propiamente tal. Es el examen que hace el pediatra durante el control de salud del recién nacido o del niño. Este examen se hace con un instrumento simple, directamente proyectando la luz sobre una u luego la otra pupila, para evaluar la transparencia de los tejidos oculares que están antes de la retina. Se debe determinar si el rojo pupilar está presenta en ambos ojos y si es igual o no. Su desigualdad, que muchas veces es percibida ya por la madre que describe una pupila blanquecina o “pupila de felino” y que observa también en las fotografías tomadas con flash es un signo muy preocupante, que debe ser evaluado por un oftalmólogo, de inmediato.
Obstrucción de la vía lacrimal
La obstrucción de la vía lacrimal suele cursar como una conjuntivitis recurrente y refractaria a los colirios. Se caracteriza por el lagrimeo continuo de un ojo. Se diagnostica palpando inmediatamente por debajo del ángulo interno del ojo, situación en que fluye una secreción mucosa o amarillenta por el orificio lacrimal.