DISPLASIA DE CADERAS

La displasia de caderas del niño menor corresponde a una amplia variedad de alteraciones de la articulación de la pelvis, de origen congénito. Puede afectar a una o ambas articulaciones.

La enfermedad puede tener tres patrones articulares básicos, de complejidad creciente: luxación, subluxación y displasia. Afortunadamente, la forma más común es la displasia de caderas.

Todas las formas de displasia de caderas tienen en común que la cabeza del fémur, el hueso que sostiene el muslo se desvía hacia afuera, con la consiguiente pérdida de la relación articular.

Este hecho determina las alteraciones al examen físico: en el recién nacido puede haber un resalte al abrir y cerrar la articulación con las piernas flectadas. En lactantes un poco mayores es característica la limitación a abrir los muslos, pudiendo presentarse en una o ambas caderas. También es conocida la asimetría de los pliegues internos del muslo, aunque no es un signo tan seguro.

La displasia de caderas hay que buscarla acuciosamente cuando existen antecedentes de ella en familiares cercanos, en aquellos niños que nacen de nalgas y, en general, en cualquier niño o niña que tenga alguna malformación ortopédica.

El diagnóstico se puede hacer tanto por ecografía o radiografía de caderas. La ecografía entrega una información mucho más dinámica, pero la radiografía permite obtener información mucho más precisa de las características anatómicas de la articulación. Estos exámenes deben tomarse en el 3er mes de vida.

Las formas más leves de displasia pueden pasar inadvertidas al examen físico, ya que no dan signos evidentes en el lactante menor. El problema viene a hacerse evidente en la edad adulta al producirse una artrosis.

Para tratar la mayoría de formas moderadas de la enfermedad luxante de las caderas se usan las correas de Pavlik u otro armazón similar que permite mantener los muslos del bebé en abducción, separados. La idea de este tratamiento tan efectivo la tomaron los médicos antiguos al observar que las madres gitanas y las madres de la región de meso américa tenían la costumbre de portar a su hijo a horcajadas como se aprecia en la escultura que inicia este comentario. Pues bien, estos niños no tienen displasia de caderas.

Las correas o arnés de Pavlik reproducen esta idea, manteniendo los muslos de los niños en abducción. La duración del tratamiento es variable, de algunos meses y se controla ecográficamente.