URTICARIA

Cuando renacen con vitalidad las flores y pastos, se exacerban las alergias, entre ellas la urticaria. En la actual temporada esta situación se verá acentuada por la carencia de lluvias que hace que el aire esté sobre saturado de polen y cientos de partículas alergizantes dispersas en el polvo.

La urticaria (áreas inflamadas de la piel que pican mucho, con piel circundante sana) tiene un sinnúmero de causas, pero una de las más frecuentes es por contacto con alérgenos de vías respiratorias altas provenientes del polen o la acción irritante de pastos y plantas. Es cierto que también puede ser desencadenada por productos alimenticios como mariscos, frutos secos, huevos y chocolates o con la administración de medicamentos y las picaduras de abejas.


La lesión típica es la roncha de aparición brusca, de color rosado o rojizo, solevantada y los signos de grataje, con que el paciente trata de calmar el prurito. Las ronchas se ubican principalmente en el cuello, tronco y extremidades. En estas últimas son característicamente simétricas.

La sustancia responsable de la alergia es la histamina. Por ello los medicamentos que se usan para contrarrestar la enfermedad se llaman genéricamente “anti histamínicos”
En algunas oportunidades la urticaria severa se puede acompañar de hinchazón de párpados, labios y garganta, el angioedema, que se acompaña de tos disfónica y dificultad creciente para respirar. Una urticaria tan severa está gatillada por la intolerancia a algún alimento o la alergia a medicamentos administrados por vía venosa. Se trata de un cuadro súbito, grave, que requiere de hospitalización. Su grado extremo es el shock anafiláctico, potencialmente mortal.

En la urticaria corriente es muy importante que el pediatra trate de averiguar qué sustancia desencadenó la a alergia. Esto sirve, sobre todo, para advertir que en una situación semejante puede desencadenar otra urticaria, esta vez más severa.
El tratamiento de la urticaria corriente es sintomático y va dirigido a aliviar la picazón y detener la aparición de nuevas ronchas. Usualmente se emplean anti histamínicos, siendo la clorfenamina el medicamento estrella que brilla no sólo por su eficacia sino, también, por ser económico y de una buena relación efectividad / dosis. Naturalmente, debe ser el médico el que determine la dosis, vía y oportunidad del medicamento.
Un último punto que es necesario de destacar se refiere a la posibilidad de que la urticaria “rebote” en el curso de las siguientes horas de haber sido tratada con antialérgicos. Esta exacerbación suele ser más violenta que la inicial, de modo que hay que advertir de tal situación a los familiares y citar a control al niño en las siguientes 12 a 24 horas.