HERNIA AL OMBLIGO
Algunos recién nacidos presentan una protrusión en la región umbilical que se hace evidente alrededor de los 10 días de vida, cuando ya han eliminado el cordón.
Los padres, sobre todo si son primerizos, se sorprenden y preocupan de este bulto globuloso que se reduce con la palpación suave y que crece notablemente cuando el pequeño llora.
Pese a lo aparatoso que puede llegar a ser el globo herniario, no es grave y probablemente, desaparecerá espontáneamente en el segundo año de edad.
En general la hernia umbilical del lactante no es dolorosa, no correspondiendo a una de las causas del niño “con cólicos”, que llora persistentemente toda la noche, dejando sin dormir a los padres y alarmando a los vecinos.
La mejor estrategia para tranquilizar a los padres es hacer un dibujo explicando por qué existe esta hernia, que corresponde a un resto embrionario del antiguo cordón umbilical que unía a la placenta materna con las estructuras cardiovasculares del feto. Al nacimiento, este sistema queda obsoleto y desaparece, pero en algunos casos el anillo del cordón que atraviesa la pared abdominal fetal no se cierra, dando origen a la hernia umbilical. La persistencia del anillo es el origen de la hernia.
También hay que señalar que la hernia umbilical va a crecer hasta los 6 a 7 meses por la mayor presión intraabdominal del lactante en rápido crecimiento, pero que luego involucionará porque la pared abdominal mejora su tono muscular cuando el niño aprende a sentarse y a mantenerse de pie.
Sólo las hernias muy aparatosas, con un anillo herniario mayor de 2 cm. de diámetro, tienden a alojar asas intestinales permanentemente protruidas, de modo que no se reducen espontáneamente y pueden requerir de operación.