CRECIMIENTO Y DESARROLLO EN EL MAYOR DE 1 AÑO
El crecimiento y desarrollo del niño mayor de un año está caracterizado por varios hitos relevantes. Entre ellos, el más notable es la revolución motriz, de la marcha, entre los 11 a 13 meses de edad. Otro hecho destacado se produce entre los 18 y 24 meses con el inicio del largo proceso del control de los esfínteres. Alrededor de los 4 años aparece otro hito trascendental, pero que los papás reconocen poco; el niño se viste sin ayuda. El próximo gran logro lo observamos a los 5 años, cuando empieza a dominar la bicicleta de dos ruedas. La adquisición de esta habilidades motoras, de la coordinación y sociales se logra paso a paso, no sin dolorosos y transitorios retrocesos.
Por su parte, el lenguaje tiene un desarrollo paralelo e integrado a los puntos anteriores. Al año el bebé ya sabe unas diez palabras con sentido y si el adulto le dice muéstrame tu nariz (u otra parte de su cuerpecito), el niño rápidamente aprende a hacerlo. A los 18 meses si se le muestra un animal o un dibujo, el pequeño imita los sonidos que característicamente emite el animalito. El lenguaje continúa un largo recorrido en su maduración hasta que a los seis años — 1er año básico — aprende los fundamentos y práctica de la lectoescritura.
Siempre hay que recordar que el lactante y el niño menor son extremadamente sensibles a las influencias del medio ambiente. Así, la calidad y cantidad de estímulos sensoriales que recibe un niño a esta edad contribuirán poderosamente a moldear las características de su personalidad, inteligencia y progresos.
El principal motor que tiene el infante a esta edad para avanzar en las diferentes áreas del desarrollo psicomotor es la curiosidad. Los padres no deben temer a la curiosidad del niño, sino que contribuir a canalizarla. Si llegara a romper una delicada figurita de loza, los papis deben pensar que ello es una expresión de la capacidad de explorar y la conducta debe ser tomar anticipadamente las medidas para evitar estos daños y no reprender al pequeño, porque éste sentirá miedo y no desarrollará su energía innata, la curiosidad.
La idea es que los padres internalicen o hagan suya la idea de estimular al chico en forma permanente, amena y simple los diversos aspectos sensoriales, motrices, de lenguaje, de coordinación y sociales, para ir ejercitándolos en la actividad rutinaria de la vida familiar.
Así, a manera de ejemplo, mientras se baña al niño desnudo, hay que aprovechar de favorecer que se mueva libremente; hay que pasarle algunos objetos que floten para que juegue; masajearle suavemente el cuerpo mientras se le seca. En fin, el rato en que el chico se baña, debe ser un momento de bienestar, regocijo y felicidad para él.
El crecimiento y desarrollo tiene cierto patrón común que permite agruparlo en etapas según edad. Sin embargo, existe una gran variabilidad dentro de lo normal, que depende tanto del potencial genético del niño, como de la influencia del medio.
Este patrón ha permitido confeccionar los Test de Evaluación del Desarrollo Psicomotor (TEPSI) que se emplean exitosamente en Chile, en los controles primarios de salud. Para aplicar cualquier escala hay que considerar siempre que el infante debe estar tranquilo, sin sueño y ajeno a cualquier malestar o enfermedad.
Por la importancia que le suele dar, nos detendremos unas líneas en el control de los esfínteres vesical y anal, que varía mucho de un niño a otro, siendo la edad señalada más arriba, sólo un promedio. En efecto, esta dependerá del grado de madurez y desarrollo de músculos y nervios del periné y del convencimiento con que las madres ayuden al niño a alcanzar este logro, sin presiones.
Muy exitosas han resultado las actividades en grupo que se desarrollan en algunas salas cunas, donde los niños más aventajados sirven de ejemplo a los otros.
Recordemos que el control de las deposiciones suele anticiparse al de la orina, por la simple razón que el pañal sucio representa una enorme incomodidad para un niño de dos años o algo más, situación que no le incomoda cuando éste está apenas humedecido por orina.
Por último, hay que recordar que algunos niños con estreñimiento pertinaz, no son exitosos en logar el control esfinteriano temprano, porque presentan molestias al evacuar. Esto traerá como consecuencia que trate de evitar la defecación, acentuando el estreñimiento hasta extremos en que obra por rebalse, ensuciando la ropa.
Como consejo, digamos que es muy importante lograr que el proceso del control de esfínteres sea algo natural. Hacer que el infante vea a otras personas usar el sanitario; familiarizarlo con la bacinilla y que niños de edades semejantes hagan esta actividad en grupos, cuando asisten a salas cunas. Nunca hay que olvidar que se debe utilizar ropa cómoda que le facilite al pequeño despojarse de la misma cuando sienta el deseo de orinar o evacuar.