¿SERÁ DIS-LEXO EL NIÑO?
Imposible no recordar a Marcela Paz y su entrañable personaje, Papelucho, que se vio envuelto en una increíble aventura, debido a un déficit atencional.
Hace 40 años, cuando nuestro personaje cursaba tercera preparatoria, la actitud de los maestros frente a los niños inquietos o con dificultades de aprendizaje, era facilitarles la vida escolar o a lo más recomendar a los padres un colegio que tuviera menos alumnos por curso. Hoy existe poca tolerancia a la disruptividad de estos niños y se recurre a los fármacos con demasiada ligereza.
Papelucho destacaba principalmente por su hiperquinesia. Es decir, siempre era como un motor a toda velocidad, rara vez permanecía sentado.

La dislexia, si es que Papelucho la tuvo, fue un hecho secundario a su disminuida capacidad de atención. No hay ninguna confusión o error por parte de Marcela Paz, ya que en más de 1/3 de los casos coexisten dislexia e hiperquinesia.
Como se trata de dificultades que se arrastran por mucho tiempo y suelen afectar la autoestima, hay que estar seguros de que se trate de una dislexia, no sea que el cuadro pueda corresponder a otras causas de retraso pedagógico de manejo muy diferente, como ser corto de vista, oír poco, o estar cursando con un cuadro ansioso que, precisamente, puede gatillarse por un deficiente progreso escolar.

La mejor mirada para entender mejor la dislexia es imaginarla como un amplio abanico de puntos de vista, teniendo siempre en el centro el progreso de cada niño. Así, al leer Papelucho dis-lexo la familia, profesores, pediatras, psicólogos y terapeutas ocupacionales verán un personaje diferente cada uno.
Los síntomas precoces de la dislexia a veces son difíciles de reconocer y dependen mucho de la edad en que el niño va quedando atrasado en su nivel de lectura. Por ello, hay que estar atentos a la dificultades como:
1) Inversión de letras, sílabas y/o palabras.
2) Dificultad en la discriminación de la derecha y la izquierda.
3) Cambiar letras que tengan trazos similares.
5) Invertir o sustituir sílabas.
6) Baja coordinación motriz.
7) Poco interés por la lectura y los cálculos simples.
Basta detenerse en estos 7 aspectos para aceptar la interrelación entre dislexia, motricidad fina y orientación espacial.
Es conveniente imaginar a esta dificultad pedagógica como un abanico, en que cada niño es diferente y especial. Por ello debemos observar, buscar, analizar y programar tareas específicas y propias que favorezcan la concentración y motivación de cada chico en forma individualizada.

El manejo de la dislexia es principalmente psicopedagógico y consiste en aplicar técnicas que faciliten que el niño logre leer y calcular sin problemas, las que en la actualidad se prefieren desarrollar en forma complementaria de a la educación escolar normal, durante unos dos años. Nunca hay que olvidar la importancia de matricular al niño en colegios con cursos poco numerosos y personalizados.

Papelucho fue un niño muy simpático y no chocaba con nadie en la casa ni en el colegio. En la actualidad, en cambio, esta armonía es difícil encontrarla, porque los espacios son reducidos, hay pocas oportunidades para que los niños jueguen juntos al aire libre y desarrollen esparcimientos que promuevan sus destrezas motoras y la imaginación.

La foto anterior es poco frecuente hoy día. Lo que suele verse ahora es un interés permanente, casi un vértigo, por preparar a los niños para que aprendan rápido y no descansen hasta que ingresen a la universidad.
La enseñanza que nos deja Papelucho dix-leso es de profunda humanidad. El niño disléxico o con cualquier déficit pedagógico hay que acogerlo, integrarlo y brindarle una educación individualizada. Muy rara vez debiera administrársele un medicamento.